miércoles, septiembre 13, 2006

Carta reconstruida en base a unas cenizas

Lo eras todo, el centro del mundo, rico, famoso, un triunfador, pero apenas han pasado un par de horas desde que bajaste de ese avión y cogiste ese taxi. ¿Te arrepientes?. Sí, te arrepientes. No debiste decirle a aquel taxista esas cosas tan feas, pues a ti el éxito, el dinero, no te llegó más que por puro azar, esas lamentables interpretaciones en esas películas de tan baja calidad no hicieron más que elevarte al nivel de las grandes estrellas. ¡Oh! Que grandes intérpretes había antaño y ahora...ahora, ¿que tenemos?, que un incompetente como tu, un nuevo rico gracias a sus mentiras, a su falta de moral sea lo que actualmente consideramos una estrella, un triunfador...pues no, por ahí no estoy dispuesto a pasar.

Soy el encargado de vengarme de la raza humana, de destruir a todos los falsos ídolos, de poner a cada uno en el lugar que se merece, nadie me ha asignado este puesto, simplemente lo he sentido, y tal como lo sentí y me dejé llevar por ello, ahora siento muchas cosas y me dejaré llevar. Tal vez mañana cuando despierte entre los restos del que pronto será tu amputado cuerpo no sepa que ha sucedido, que hago aquí, ya me ha pasado, pero así son las cosas y así tienen que suceder. Siento unas tremendas ganas de usar este cuchillo, pero antes comenzaremos por aquella cuchara, tiene que haber partes de tí que pueda extirpar con una simple cuchara. ¿Tan poderoso eres que una simple cuchara puede destruirte?. No, no te escudes en tu dinero ni en tu nivel social. Eres como todos los demás. Simple basura.

No voy a contarte lo que te voy a hacer, prefiero improvisar, pero te daré una primicia, vas a ser el primer impuro al que voy a dejar sobrevivir, tal vez porque a pesar del odio que siento hacia ti y hacia todos los que son como tu...eres diferente. No se que tienes pero se que podrás servir a mi causa, hablar de mí, difundir mi palabra. Quiero que todos los dias despiertes sobresaltado tras apenas 20 minutos de sueño y que no puedas caminar por la calle solo sin sentir temor, que gastes toda tu fortuna en una escolta que no te servirá para nada, porque ya sabes, si deseara volver a por tí no me costaría nada, pues yo no pertenezco a este mundo, pertenezco a un lugar donde pasarás la eternidad en perpetuo sufrimiento.

Me llamo demencia, pero no me nombres, no tienes derecho a admitir que me has conocido, que estoy en tí, te poseo y te domino, tu me buscas y no logras encontrarme, esos botes llenos de pastillas no son nada para mí pues logro esconderme en los más oscuros recovecos de tu putrefacta mente y con el simple uso de unos cuantos verbos soy capaz de destruirte, arruinarte, humillarte. La venganza perfecta de la sociedad contra un indeseable como tú. Te deseo un futuro entre paredes acolchadas mientras los libros de historia se reescriben y se olvidan de tu existencia, las cintas de video son sustituidas por dvds, pero no en las que tu intervengas y los pocos fanáticos que mantengas vayan cayendo abrumados por sus corazones que dejan de latir espontaneamente. ¿Sabes que tú serás el último de tus conocidos en morir? Así lo he decidido, así lo hemos acordado. Todos.

Ahora sellemos este documento con sangre de nonato, arrojémoslo a una hoguera alimentada con restos animales y que sus palabras queden flotando en el viento, latentes, eternas.

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