Reencuentros

Esta tarde he quedado con dos (tres) personas a las que hace años que no veo (a la tercera en ocasiones me la encuentro en el metro), y la verdad es que tengo ganas de verlos, a ver que tal les ha ido este tiempo, en algún caso en ciudades nuevas. No las veo desde que Lau y yo apenas llevábamos meses, y Mercuria estaba pensando en grabar el disco pero aún faltaban la mitad de las canciones que tras la desastrosa grabación y caída en picado de los ánimos llevó a que nos disolviéramos de forma amistosa. Y por ese entonces yo todavía era becario en turismo, creo recordar.

Anoche, en mi semiinsomnio habitual (menos grave de lo normal, por cierto), estuve pensando en cómo estarían, que contarían, que les contaría, si sería relevante mi presencia (ya que dos de ellos entre ellos habitualmente se ven, con lo que su confianza está afianzada, igual ya no estamos en sintonía, tal y como estábamos en aquellos locos años de Karmen y Stroh, pero seguro que así será, no es nada descabellado este reencuentro, al contrario que lo era esa ¿cancelada? cena de EGB. Por lo menos, con estas dos personas escogimos mutuamente tener una relación de amistad y reventamos el bierwinkel de benimaclet pensando que no había un mañana.

Y el mañana que no pensábamos que hubiera es ahora, donde me veo y en muchos aspectos soy lo que odiaba.

Razones para tener un portatil (o una tablet)

Poder cagar mirando internet.

Pongoloid

El otro día no podía dormir y me puse a pensar en una modificación mongola del pong, la cual, si supiera programar, haría para vender a 10 céntimos de m**rd* o algo así.

Primer problema: El nombre de dominio ya está pillado. Buah, creo que paso de esforzarme más.

El triunfo

Todo consiste en dedicarle un poquito de tiempo a leer y escribir para triunfar. O fracasar estrepitosamente, que es lo más probable, claro.