lunes, noviembre 20, 2006

Las neuras del imbécil

Hay algo que siempre me ha traumado. Cuando hablo con alguien le puedo hablar tanto en segunda persona del singular como del plural (¿Irás allí? / ¿Ireis allí?). El primer caso me parece demasido directo y personal y el segundo demasiado genérico. Cuando uso el primer caso considero que la persona con la que hable se puede llevar una imagen de mí que no es la que deseo ofrecerle, como un chico directo y lanzado, cuando uso el segundo caso pienso que la otra persona se va a sentir incómoda por no hablarle como un ser individual, por tratarlo como un grupo de gente en lugar de como una persona. Por eso me siento más cómodo hablando con gente de la que no conozco a ningún conocido suyo, o con desconocidos que vayan solos en las cajas del mercadona.

Por otra parte he confirmado algo que sospechaba. Yo no duermo, mi pensamiento fluye mientras mi cuerpo descansa. Hoy he tenido algo parecido a un sueño pero era tan real...de hecho ha habido un aspecto del sueño que no sabría decir si ha sido sueño o realmente ha pasado y ha sucedido mientras yo actuaba sin prácticamente enterarme de nada. No, no era la boda en la que yo estaba invitado y que sucedía en mi chalet antes de la reforma y en casa de mis (ex)vecinas de enfrente que de repente se convertía en una matanza zombie de la que huíamos en una furgoneta blanca a la par que increíblemente veloz por todo el pais, con memorables actos como un hombre despedazado por un montón de niños al intentar refugiarse entre los hierros de un columpio o el vano intento de rescatar con vida a un tipo oculto en un contenedor. Creo que le preguntaré a la persona implicada en lo que recuerdo como algo muy real pero áltamente improbable si realmente eso ha sucedido, y si me dice que sí, le diré: ¡vale!.

Pronto escribiré una fábula dedicada a dos hermanas.

No hay comentarios: