martes, mayo 09, 2006

Resquemor

Mientras Dazzling Killmen destrozan mis oidos e iluminan mi pobre cerebro, el teléfono comienza a sonar, la puerta se abre y mininova me presta un gran servicio. El tiempo no cesa de pasar, el ambiente se carga de un intenso olor a tinta negra. La impresora expulsa papeles calientes y mi cerebro finalmente decide dejar de funcionar. Se acabó, es el fin, no queda nada más por hacer ni por decir. Es el momento de plagiar.

¿Y que mejor para plagiar que un medio escrito, donde puedo cortar y pegar generando un ritmo salvaje con las teclas de mi ruidoso teclado?. Jamás pensé que un objeto pudiera ser tan estruendoso, Satán en persona viene a verme cada vez que escribo algo para decirme que deje de hacer ruido, que tiene resaca y le duele la cabeza. Y el teléfono no deja de sonar, Satán me pregunta que por que no lo cojo y le digo que es mi jefe, que quiere hablar seriamente de lo de ayer.

Mi jefe lleva meses queriendo despedirme, y yo estoy muy descontento de mi trabajo, quiero dejarlo pero mi orgullo me lo impide. No mi orgullo, si me despiden, me pagan, si lo dejo, no. Mi jefe sabe que si me despide la empresa no podrá soportar el pago que me tendrían que realizar. Y mi jefe es el dueño, para el sería la ruina. Odio a ese despreciable gusano, no solo es un explotador, además de eso es una mala persona, engaña a su mujer y sospecho que abusa de su hijo. Despedirme sería su destrucción y por eso puedo permitirme ser el empleado más ineficiente de la historia y, mejor todavia, realizar pequeños errores cuasi indetectables que puedo atribuir a Elisa.

Su querida Elisa. Típica rubia tetona con cuerpo tipo playboy pero una cara que da miedo y que ha tenido la suerte de tener un jefe que se la tira a cambio de mantenerla en un puesto de trabajo de m**rd* y con un sueldo decentillo pero nada del otro mundo a cambio de las perversiones que (imagino) le obligan a practicar. Es bastante inutil y por eso puedo decir que se ha equivocado ella al pasar unos datos que yo le di maliciosamente incorrectos y por eso la empresa ha perdido otro cliente más.

El caso es que ayer mi jefe y yo casi llegamos a las manos, el odio es latente, y no se si me llama para disculparse o para, finalmente, despedirme. Hoy no he ido a trabajar, tal vez sea por eso por lo que quiere hablar conmigo. Me encargué de llamar a Elisa bien prontito para decirle que estaba enfermo y no podía ir a trabajar. Por supuesto llamé antes de la hora a la que suele llegar el gordo indeseable. Tendré que falsificar un justificante médico, nunca logré aprenderme bien cuando puedo pedir baja, cuantos dias y todo eso, es una de mis muchas carencias.

Mi exmujer está llamando y Satán me dice que coja el télefono, pero decido no hacerlo. Ya no la quiero, nunca la quise, confundí sexo con amor y ambos lo pagamos. Divorciarnos trajo ventajas y desventajas, ahora puedo irme con prostitutas sin justificar el gasto en la tarjeta de crédito pero mi casa cada dia está más sucia. Hace poco nos cruzamos por la calle y me limité a apartar la cara, por un momentoi vi en sus ojos que aún pensaba en mi y no me apetecía vomitar de hipocresía preguntandole que como está. No me importa. Satán lee mi mente y siente asco de una persona como yo, me dice que se va a ir y le ofrezco una copa para acompañar la aspirina que he visto como me robaba. Acepta.

Ya es de noche, Satán se tambalea, mezclar medicamentos y alcohol (tras la aspirina cayeron varios termagiles y tras la copita de mi barato wiski cayeron no menos de 5 cubatas, cada uno de un brebaje diferente). Mañana Satán tendrá resaca y yo tal vez por fin logre no despertar, la policía vendrá a mi casa alertados por algún vecino que se queje del mal olor, o tal vez alertados por mi jefe preguntandose si me ha pasado algo. No, el gordo no se preocuparía por mi, aunque dudo que encuentre a alguien a quien pagar tan mal, un desesperado que odia su vida y todo lo que le rodea, que no ve en el pasado más que tiempos mejores comparados con el presente. Mi mujer no se atrevería a llamar a la policía a denunciar mi desaparición, la muy zorra tiene una serie de negocios no del todo legales y no le interesa darse a conocer para ellos. Enchufo la radio y suena una versión rara de My Sharona, el presentador dice que son unos tales Polysics, no los conozco. Satán duerme en el sofá, ha caido totalmente inconsciente hace un rato, no se si será grave o solo será sueño, pero me da igual. Pego un trago con el que remato la botella
de wiski y me quedo bebiendo tragos sueltos de otra botella que encuentro por mi casa.

Me he despertado, el vómito llena el suelo de mi cuarto, me duele la cabeza y el estómago. Satán sigue en mi sofá, roncando. No he logrado mi objetivo. Despierto a Satán y le digo que, por favor, se marche. Se levanta asustado, no sabe donde está y no recuerda nada de lo sucedido, mira el reloj y baja corriendo al infierno, asustado por las represalías de su esposa. La radio sigue sonando desde anoche, no la apagué, no me di cuenta de que aún estaba encendida. Me encamino hasta el baño dando tumbos y me meto bajo la ducha. Agua helada.

Hace 42 años nací, no recuerdo el momento pero si que recuerdo la dulce cara de mi madre, sus gestos y reacciones a mis actos, la forma de llamar a mi padre, un hombre muy agradable, para que los viera. También recuerdo la envidia de mi hermano por mi existencia, al principio muy celosa pero que con el tiempo se fué convirtiendo en cariño. No recuerdo la noche en la que tuvimos el accidente que me destrozó la vida, y a mi padre la clavícula, a mi madre la cabeza y hizo que a mi hermano se le introdujera un trozo de hierro que Dios sabe de donde apareció en el estómago, provocando herídas incurables. En la radio suena Benny Benassi y yo solo quiero olvidarlo todo. Me miro en el espejo, mi gran tripa, mi calva brillante, mis ojeras, mi depresión, mi soledad, mi odio. Acabo de decidir irme a vivir a otro pais.

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