lunes, mayo 22, 2006

Crónica de un imbecil

Me desperté sobresaltado, el dolor de cabeza solo era comparable al dolor que sentía por todo el cuerpo. Intenté moverme y descubrí que no podía moverme, mi garganta estaba reseca y pedía agua a gritos, la cabeza me latía y ese dolor, ese inmenso dolor, no hacía más que fusilar las pocas neuronas que me quedaban desde lo de anoche. Me puse a pensar, intentando recordar lo que había sucedido, pero no encontraba más que un terrible vacío mental, volví a tratar de incorporarme y a duras penas logré alzarme. Me caí al suelo y vomité bilis, mientras me arrastraba hasta el cuarto de baño traté de vomitar de nuevo pero no lo logré. ¿Quedaba algo en mi que pudiera ser vomitado? ¿Quedaba algo en mi de salud?. No recordaba nada. ¿Quedaba algo en mi de dignidad? ¿Que hice y quien me vió hacerlo?.

Logré llegar al cuarto de baño y a duras penas me puse en pie. Me mojé los labios y tragué una buena cantidad de agua. En el mismo instante que el agua llegó a mi estómago mi cuerpo dió la orden de expulsarla. Decidí meterme en la ducha y darme una ducha bien fria, me metí bajo la ducha y empecé a ser consciente de la realidad, observé que únicamente estaba vestido con los calzoncillos con los que me había mirado orgulloso al espejo antes de salir de casa pensando para mis adentros: "Tio, las horas de gimnasio han valido la pena, aqui bajo tienes algo que hoy se va a meter en un agujero caliente". Volví a intentar vomitar y me fuí dando tumbos hasta la entrada de mi casa. La puerta estaba abierta, y no solo eso, las llaves estaban metidas dentro de la cerradura. Cerré y me preocupé más de lo que ya estaba.

Mi mente comenzaba a aclararse y me esforcé en recordar algo. Entre mis vagos recuerdos estaban el estar jugando a mirarse con una chica cuya cara no recuerdo en un lugar que no recuerdo sonando una música que no recuerdo, únicamente recuerdo ese rítmico sonido que guiaba mi corazón, y posiblemente el de todos los presentes. En mi muñeca descubrí el cuño de una discoteca que no me sonaba, y mientras recorría la casa encontré mi ropa, la camiseta rota, los pantalones vueltos del reves, un zapato en mi cuarto y el otro en la terraza. Vómito, en la terraza y en el cuarto de baño. Afortunadamente me había duchado, ya que me había arrastrado por este vómito cuando intentaba beber algo de agua y no me había dado cuenta de que esos asquerosos restos estaban ahí. Más recuerdos, una calle que no conozco. Mi movil no estaba, llamé desde el teléfono fijo y estaba apagado. ¿Con quien estuve anoche?, quedé con...no me acordaba. Todavía veia borroso. ¿Sangre en el suelo?. Descubrí un rastro de sangre en el suelo y no sabía de donde era. ¿Que pasó?.

Otro recuerdo de la noche, yo conduciendo a altas velocidades, asustado. ¿Que me asustaba?. Recordé la cara de un desconocido amenazandome, y recordé estar manteniendo relaciones sexuales con una desconocida, recordé a la desconocida, una yonki a la que convencí para que se acostara conmigo por dinero, y recordé que en ese momento ese chupado rostro me pareció la mujer más preciosa del mundo. Logré beber agua sin vomitar y entonces me di cuenta de un terrible hecho, me faltaba un dedo, el meñique de la mano izquierda. El panicó se apoderó de mi ser y el dolor de cabeza desapareció, ahora que había descubierto que me faltaba un dedo comencé a notar un terrible picor en el miembro amputado y comprendí eso que había leido en algún lugar y que pensé que era mentira. Grité con todas mis fuerzas, pero no salió voz de mi garganta, tanto alcohol en mi cuerpo se habían encargado de destruirmela. Me tiré al suelo y comencé a llorar.

Me desperté sobresaltado, había tenido una pesadilla terrible, en esa pesadilla apenas podía moverme por culpa de una resaca terrible y había perdido un dedo. Apenas me dolía la cabeza, lo que no encajaba con la cantidad de vodka consumida la noche anterior, Recordé la pizza que me comí en casa, las copas que me tomé con unos amigos que hacía tiempo que no veia en aquel barecillo, las 3 horas sin parar de bailar y sudar en aquella discoteca de las afueras de la ciudad, las miradas con aquella chica tan guapa y el volver a casa en un taxi con un taxista con cara de pocos amigos que se giró y me asustó con su profunda voz diciendome: "Serán 6 euros y medio".Recordé que el taximetro marcaba 6.20, pero no le protesté y subí a casa, cerrando la puerta con seguridad. Pensé en el sueño que acababa de tener y una extraña sensación recorrió mi espalda.

¿Y si soy capaz de soñar con mi propio futuro? ¿Y si mezclo mis vivencias más inmediatas con mis grandes temores? ¿Y si la rutina me está destruyendo? Creo que necesito cambiar de vida.

Y pongamos algo de realidad, mañana acabaré de ver la segunda temporada de Verónica Mars (superior a la primera, tiene un tono más adulto y oscuro), el jueves veré el final de la segunda temporada de Perdidos y me quedaré muy j*d*d* por la espera de todo un verano hasta la tercera y dentro de poco examenes...os dejo, a las 2:37 según el reloj de mi windows. Voy a tratar de dormir tras pasarme la tarde medio durmiendo (cansancio de la despedida de soltero de anoche) y a luchar contra el dolor que recorre mi brazo derecho, posible prueba de la falta de deporte y autoinflingida anemia por mi hipocondría. Hipocondría, esa palabra me mola. Ale, letra pequeñita para que os dejeis la vista.

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