viernes, noviembre 09, 2007

cuento moral

Una sombra se aproxima a una cabina de teléfonos. Descuelga, introduce unas monedas, temeroso, al tiempo que acopla un dispositivo extraño sobre el micrófono. Suena dos tonos, alguien lo coge.

-Policía, ¿dígame?.
-Hola, mi nombre no importa y he cometido delitos graves, he asaltado la privacidad de diversas personas y he suplantado a otras, he robado documentos clasificados y voy a decir todo lo que se.
-Perdonde, ¿me puede repetir su nombre?.
-No hable, aquí solo hablo yo. En el apartado de correos 23455 de la oficina central de su ciudad hay una serie de documentos que incriminan a personas muy importantes, tan importantes que en el momento en el que se realice esta llamada ordenarán mi muerte, esto supondrá una revolución social sin precedentes, muchos altos cargos tendrán que renunciar, otros huirán para no ser detenidos y otros tendrán que pedir disculpas públicas por haber sido engañados por sus personas de confianza.
-Pero, ¿quién es usted?.
-Ya le he dicho que no puedo decir mi nombre, ¡y cállese!, debe saber que poseo copias del documento distribuidas por el pais, y a la mínima noticia de mi detención o asesinato saldrán a la luz, ya que doy por hecho que ustedes son tan corruptos como aquellos a los que incriminan las pruebas que he obtenido y por eso me he preparado una salvaguarda.

[Por el micro por el que habla el denunciante] -¡VICTOR!¡TIO!¡QUE TAL!¡TIO!¡NO TE VEÍA DESDE QUE IBAMOS JUNTOS A CONSELLERÍA!¡YA HACE 9 AÑOS QUE ACABAMOS!¿TU REPETISTE COU, NO?¡QUE FUERTE TIO!¡ME ALEGRO DE VERTE!

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