jueves, febrero 14, 2008

Historia de San Valentín

Subí al metro y me senté, delante de mí había una chica con una carita muy graciosa y unos preciosos ojos verdes. Nuestras miradas se cruzaron y yo rápidamente aparté la cara, era demasiado perfecta para que yo tuviera derecho a mirarla, percibí que ella también apartaba la mirada.
Pasó menos de un minuto antes de que yo decidiera volver a mirarla, pues era demasiado perfecta y comenzaba a sentirme adicto a ella, miré su reflejo en el cristal de la ventana del tren, nuestras miradas volvieron a cruzarse, ella también habia decidido lo mismo. Comencé a ponerme fráncamente nervioso.
Miré al otro cristal, el más alejado de nosotros y, nuevamente, nuestras miradas coincidieron. Ambos agachamos la cabeza y sonreimos, sintiéndonos felices y, de repente, ella se levantó para bajar del metro, nuestras manos se rozaron y nuestras miradas se cruzaron una vez más mientras ella bajaba del metro para nunca más volvernos a ver.

Evidentemente esto no ha pasado, enfrente de mi en el metro hoy había una mujer
mayor que estaba hablando con su reflejo en el cristal, y se reia de lo que contaba. No he entendido lo que decía, pero pintaba muy divertido.

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